
Estoy consciente que el 2010 no ha sido un año fácil ni para Chile ni para el mundo.
Finalizarlo nos da la esperanza y la ilusión de comenzar un nuevo ciclo de renovación y sanación.
Todos somos importantes para lograrlo. Aportemos nuestro granito de arena indispensable.
Que la buena nueva se exprese en una nueva humanidad
Viviana