miércoles, 27 de febrero de 2008

NUESTRA SOMBRA


NUESTRA SOMBRA

Cualquier terapia es un reflejo de la vida, por eso no es extraño que en TVP resulte tan fácil encontrarnos en el rol de víctimas: víctimas del destino, víctimas de los otros, víctimas de nosotros mismos.

Es más difícil reconocernos en el papel del malo, del victimario, aceptar que también nosotros tenemos defectos y somos capaces de causar daño, con o sin intención.

Y sin embargo, sólo a través de este reconocimiento somos capaces de avanzar hacia la integración. Porque el ser humano es polar: estamos hechos de luz y de sombra, de dulce y de amargo, de bien y de mal. El camino de evolución que transitamos a lo largo de muchas vidas requiere necesariamente esta integración.

No es casual, entonces, que ciertos defectos y falencias de los otros nos resulten especialmente intolerables. Aquello que tanto criticamos en el otro, aquello que no podemos pasar por alto y que parece ser diametralmente opuesto a nuestros valores, también tiene que ver con nosotros.
Jung definió el arquetipo de la Sombra como el lado oscuro de la personalidad, donde escondemos los defectos y tendencias que rechazamos o negamos. Estos aspectos no siempre son negativos, muchas veces simplemente no nos atrevemos a asumirlos en nosotros, y terminamos proyectándolos en los demás. Es lógico que esto ocurra, porque nada puede permanecer oculto indefinidamente.
Como ustedes ya deben saber, en la TVP o Terapia del Alma, el escenario se amplía: tenemos a nuestra disposición la trayectoria del alma a través de muchas vidas, lo que nos permite observar y comprender mucho más amplia y profundamente el tránsito entre ambos polos y a la larga la integración.
Reconocer nuestra sombra y aceptarla nos hace más completos, maduros y tolerantes, nos acerca a nuestra verdadera esencia. VZ.

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